
Ésta es Daniela, una pequeñaja sevillana y pizpireta que me dejó hechizada con sus ojazos azules y su manera de hablar.
Ahí, en su patio amarillo y verde sevillano, ella se sentó en su sillita, como si de una pequeña modelo se tratara.
Cuando se cansaba, decía: "¡Ya está!". Ella era la que mandaba en la sesión.
Conquistó mi cámara , que no dejaba de fotografiarla y me conquistó a mi cuando se sentó sobre mis rodillas mostrándome su libro de pegatinas de princesas, y hablándome como lo que era, una niña de 3 años, que aun aprendía palabras.
Yo iba también para hacerle fotos a su hermano, pero tengo que confesar que ese ratito con ella fue un regalazo para mis sentidos.
¡Espero verte pronto, Daniela!


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